El Consistorio de Mojácar, el municipio más afectado por los incendios de Almería, ha renunciado a pedir la declaración de zona catastrófica, como anunció la alcaldesa el día del fuego. El Gobierno local teme que, al hacerlo, se dañe más de lo que ya está su principal fuente de ingresos: el turismo. La Junta hará un censo de daños para costear los gastos.
Tras ver cómo las llamas se comían 2.700 hectáreas de monte y obligaban a evacuar a todos los vecinos de su pueblo, la alcaldesa de Mojácar, Rosa María Cano (PP), anunció que pediría la “declaración de zona catastrófica” para el municipio. La práctica totalidad de los 6.500 vecinos de Mojácar había sido sacada apresuradamente de sus casas. Muchos pasaron la noche tendidos en el paseo marítimo, donde el Infoca había instalado el puesto de mando avanzado. Desde allí, la alcaldesa y el delegado de la Junta en Almería, Miguel Corpas, pensaron que “el pueblo entero ardería esa noche”. Pasadas las seis de la mañana, los servicios de extinción lograron “romper el frente de la llama” y cerrarle el paso.
“Las declaraciones de la alcaldesa de Mojácar fueron fruto del nerviosismo de esa noche. Pensamos que las llamas calcinarían todo el pueblo”, explicó ayer Corpas a El Correo, “la cosa no llegó a tanto como para declararlo zona de catástrofe natural. El fuego se extinguió el sábado y ese día la gente ya estaba en la playa”.
La regidora cree que los daños sí han sido graves –“la conducción del agua está destrozada”–, pero ya ha descartado pedir las subvenciones al Gobierno a través de una declaración de zona devastada. Su principal preocupación es que la repercusión mediática del incendio de Mojácar ahuyente a los turistas, la principal fuente de ingresos que tienen. “Muchos turistas que vieron el incendio se fueron. El fuego fue grave, la sierra quedó calcinada, pero nosotros no vivimos del turismo rural, sino del sol y la playa”, dice. Como “acto de responsabilidad”, reconoce que el hecho de que Mojácar fuera declarada zona catastrófica no le vendría demasiado bien al turismo.
El siguiente paso será cuantificar los daños. La Junta se ha ofrecido a costear las infraestructuras dañadas en Mojácar y Turre, los dos pueblos afectados, pero también a Carboneras, Garrucha y Vera, que, aunque no vieron entrar las llamas, sí participaron “solidariamente” de la extinción en Sierra Cabrera. La última línea de ayudas irá directamente a los vecinos que han perdido sus casas, sus almacenes, coches o parcelas. Mojácar abrió ayer una oficina para recibir las demandas de los afectados. En 8 días la Junta tendrá el censo de daños y cuantificará el importe total de las ayudas.
Lo que, por ahora, no ha aclarado el Gobierno regional es el origen del segundo incendio. A falta de leer el informe de la Brigada de Incendios Forestales, la Junta cree que fue “una negligencia”, y recuerda que el fuego se produjo en un monte privado. “Estas zonas no están tan limpias como debieran. El efecto de lupa de un cristal tirado pudo causar el fuego”. Aún así descartan que fuera provocado. “No creemos que haya intereses urbanísticos ocultos porque en la zona no hay idea de desarrollo para construir”, dice Corpas. El delegado de la Junta en Almería reconoce que, “aun con los retenes que hemos dejado en el monte, podría haber otro incendio mañana mismo.No podemos preverlo, porque el calor y el viento en la zona crean condiciones duras”. El monte tardará dos años en regenerarse.
El pueblo está en perfecto estado para acoger el turismo. Por otro lado parece ser que la declaración de ayuda catastrófica no existe como ayuda.
ResponderEliminarAy, ay... ¡Los turistas! ¿Y los vecinos? Lo cierto es que la alcaldesa no ha venido a visitarnos aquí en la Era del Lugar, donde hay muchos arboles calcinados, jardines destruidos... y unas viviendas y edificios destruidos.
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